Cuando un usuario crea una wallet, se generan una serie de claves o llaves, pines y direcciones de blockchain, las cuales hacen posible que sean realizadas las diversas operaciones con criptoactivos.
La llave pública, al igual que la dirección, es un elemento identificador, la cual sirve para identificar al propietario de una determinada dirección, es decir, que es un elemento de validación dentro de la red.
Mientras que la llave privada se trata de código criptográfico el cual permite al usuario realizar todo tipo de transacciones, por esta razón no debe ser compartida con terceros.
A su vez, los usuarios deben crear un pin o contraseña, la cual resguarda la firma del monedero, por medio de la cual servirá para validar que las operaciones solicitadas efectivamente es realizada por el dueño de la wallet. Como medida de seguridad también se crea una frase semilla o frase recuperación, la cual es elegida por el mismo propietario.
Entonces, una vez que el usuario cuenta con todos estos datos, puede disponer de sus criptoactivos de la forma que necesite. Para que el dinero sea transferido el propietario debe firmar la transacción otorgando la contraseña antes establecida, una vez que la información es verificada a través de los diferentes nodos y procesada, se completa la transacción.